Sobre ese lago que no iluminan las estrellas
has divisado tu calma admirando mi reflejo,
atravesaste el laberinto de mi ser para llegar a ti
y ante la mirada de Medusa permaneciste inmóvil.
No soy capaz de rescatarte si no me puedes ver
caíste tan profundo en la trampa de tu ambición,
que olvidaste renacer, te perdiste entre riquezas
vanas, inútiles, ciegas, infértiles sin amor.
Ese monstruo abrazado al borde de tu interior
es quien devoró tu alma despojándote de vida,
y de su mano paseas como la dama de Caronte,
viendo pasar a aquellos que sueñan con despertar.