Como
un espejo de agua
desvaneces
en la fuente
esa
piedra que castiga
quiso
borrar tu sonrisa.
Al
mirarnos fijamente
entre
el cielo y el infierno
descubrimos
el encuentro
para
amarnos sin el tiempo.
Cuando
abrace tu interior
sentí
temblabas de miedo
sentí
también tu dolor
sentí
quedarme en silencio.
Entonces,
al fin de la mañana
el
corazón subió a lo alto del cielo
cubriendo
al mundo una sombra
la
de tu cuerpo y mi cuerpo.
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