Sin nombrarte
Te llamé
Sin sentirte
Acaricié tu piel
Tantos años encerrado
Sin creer
Que podía amarte
A destiempo
Refugiándome
De tus ojos
De encontrarte
Y liberar a Leviatán
Dos pasiones reclamadas
Una piel casi incendiada
Sin pretender
Que me quieras
Sin llenarte de promesas
De cumplidos
Ni entregarte mi vejez
Somos una paradoja
Una incógnita
Un problema
Que pretendo resolver
Siendo el fuego
De tu cama
Siendo el río
De tu sed.