Una dulce frescura azul
sobre tu mejilla encendida
sobre tu rostro de abril
perfume antiguo de primavera
Reflejó el espejo entreabierto
el encendido camino
el amor hecho presencia
el murmurar de un temor.
El deshielo de una herida
puede nombrar tu dolor
en la noche de las brisas
en el puente del amor.
Para sanar de apatías
un desierto sin tu voz
debí pagar al zorro antiguo
ese que el príncipe adoptó.
Debí saciar tu agonía
despertar al cazador
salvando las rosas tibias
y los jazmines del sol.
Despertando entre pimpollos
como una inquieta prisión
la más oscura caverna
para ocultarme y sentir.
Sentir el canto del cielo
amar la lluvia, el calor
helar mi alma en tu río
sentir profunda pasión.
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