Te
liberas y me encierras
te
recluyo y me liberas
antagonista
mirada
de
quien ama la piedra.
Por
momentos, te siento frágil
como
el canto de un gorrión
un
cristal opaco de niebla
buscándote
en la penumbra.
Entre
perdidos subterfugios
caminamos;
en tus ojos
perdido
por un simulacro
de
la vida entre tus brazos.
No
amanece el universo
cuando
no somos los dos
esclavos,
prisioneros
mártires
del amor.
Mientras
extiendes las alas
elevo
mis versos al cielo
dejando
al viento, mi dueño
los
deposite en tu vuelo.
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