Estas
zurciéndome la vida
recostada
en tu sillón
hilos
dorados del viento
que
llegaron a tu voz.
Tus
manos, tranquilidad
un
suspiro cotidiano
aroma,
olores serranos
levantan
nuestros cimientos.
Amanecen
tus memorias
murmurándole
al silencio
el
tiempo, las direcciones
que
rasgaron mis remiendos.
Materia
prima de Ariadna
en
tus pasos me rescatan
puntadas
diste a mi vida
que
me unieron a tu alma.
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