Parece Quiroga haber escrito mis días;
mi almohada no suele detenerse
mi almohada no suele detenerse
y entre noches de ansiedades
es capaz de
devorarme lentamente.
La sentí tan
confidente
entregándome por
completo
los misterios, mis
secretos
cada rincón de mis
silencios.
Ni un error causo
su burla
o del acierto una
sonrisa
ella soportó mis temores
aceptando cada
lágrima.
Tanto ha de saber
de mí
al encontrarnos
cada noche
percibo ese olor a
escalofrío
solo aguarda mis palabras.
Ya no puedo así
exponerme
o aceptarme vulnerable
hasta el insomnio
de mis días
parece algo
demasiado amable
Si apareciera ese
diminuto insecto
procurando
devorarme las neuronas
ni al incendiar sus
finas plumas, aún,
he podido escapar de
mi conciencia.
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