Siempre
quiero despertar
sobre
la luna llena de Enero
para
saborear los claveles
mientras
cae el sol por tu cintura.
Nunca
fui de soñar con espejos
para
verme por completo, encendido
bastó
la iluminación de tus pupilas
la
cristalina esencia de tu ser.
Al
encontrarte tímida, elegante
recostada
sobre esos versos
te
imaginé perfectamente
en
ese mar azul de tinta.
La
heroína de un poema
nada
bélico en su impronta
resguardando
solo la épica batalla
de
tu cuerpo sobre el mío.
Eva
y Adán nos condenaron
adornaron
de lujuria el futuro
tú
caminando por Ecuador
y
los polos acercándose por ver.
Quizás
terminando este poema
pueda
hacerte realidad, mía
quizás
solo me sumerja, lentamente
en
ese mar azul de tinta
y
pueda encontrarte una vez más.
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