Sobre mi espalda
los insomnios
miradas prejuiciosas
y tus juegos clandestinos
con tu falda de oficina
tu tarea ejecutiva
y los botones de tu blusa
casi provocándome
sobre ese par de rieles
que dibujan tu figura
voy camino hacia el pecado
de probar tu miel más íntima
flama humeante en tu sonrisa
y tus labios
ese rojo incandescente
marcando a fuego mis sentidos
sigilosa te acercaste
con pisadas susurrantes
invitándome a tu despacho
aceptaste mi renuncia
para romper tus cadenas
entregarte a mis almohadas
ahogándote de mí
hasta quedarte dormida.
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