Cuando
son las cinco de la tarde
recuerdo
tu nombre en el espejo
el
olor a jazmín de tu cintura
la
suave sonrisa que flota en Abril.
Cerca
de las once de la noche
me
abrazo fuerte a la angustia
estas
oculta de mis labios
presente
entre todos mis deseos.
Pero
siempre cuando duermo
te
despiertas a mi lado
sonríes
y me recorres con tus manos
somos
la mística de un atardecer.
Inevitable
lágrima del amanecer
cuando
despierto y ya no estas
te
resguardas del amor
siempre
temiendo al fracaso.
Eternos
amantes del viento
de
la magia entre las olas
de
los límites del tiempo
cada
noche entre los sueños.
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