Sientes mi dolor en ti
como una pena prestada,
siento tu dolor en mí
como una carta marcada.
Así volando están siempre
nuestras lagrimas aladas,
de tus ojos a los míos,
de tu corazón a mi alma.
Yo te busqué en mi penumbra
en mis anhelos de lanza,
y fuiste así con mi vida
más que esa lanza una espada,
que me protegió en las sombras
de mi vida derrumbada.
Hoy sin más límites que el cielo
soy feliz en tu mirada,
que recuperó ese brillo
que tiene el alma hechizada,
por embrujos de mis besos
y de una sola palabra.
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