Ya no me seduce ese labial sin brillo
o tus ojos de hembra sedienta de mi,
eres una bella mensajera de tus pasiones
que en el silencio de mi eco desaparece.
Mil y un mujeres intentaron escapar
más no pude dejarlas
incendiándolas al atardecer,
dejándolas morir en mi habitación.
Soy el casanovas del tiempo
que en el oscuro amanecer de sus días
ha descifrado sus miedos
y limitado simplemente la pasión de su vientre
en las cálidas manos de mi ser.
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