Como el cielo que es parte de la Tierra
y tus sueños que son parte de la vida,
así mi historia es parte de tus días
y en un todo, que todo lo transforma
para hacerse uno, que todo lo domina.
Entre mares de llantos y alegrias,
entre montes de amores y abadías,
respirando el horizonte de una rima,
en la cima de montañas de poesías.
Me encontraste moribundo de tus manos
y extirpaste de mi alma las espinas.
Sos la luna en lo alto de la torre
que en mis noches de profundas agonías,
iluminaste con tu luz de la esperanza
estos ojos recurrentes de tus liras.
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