Estimada,
muy impropio
mi
amor, demasiado absorbente
querida,
muy antiguo
adorada,
no es un dios.
Es
difícil de escribir
presentándose
al amor
resaltarle
la atención
y tocarle
el corazón.
Su
nombre lo más bello
ni
más simple que sentir
no
pretendas escribir
si
no lo haces con pasión.
El
valor de lo descrito
proviene
de tu interior
jamás
pretendas su mirar
simulando
un Bergerac.
No
compliques a la pluma
que
tu mano e hidalguía
sobrelleven la cuestión
hacia
el encanto de Sofía.
Sofía
quise escribirte,
procurando
percibieras
en
mis palabras valor,
en
mi alma devoción.
Te
recorro noche y día
por
las sendas de tu cuerpo
sosteniendo
sobre tus labios
la
mirada del deseo
No
me temas por favor
no
conoces mi dolor
soy
Ricardo de París
tu
más fiel admirador.
No
tengo grandes riquezas
no
tengo gran ambición
solo
pretendo en la vida
tú
me mires con amor.
Yo
prometo protegerte
que
no te falte el calor
ser
tan fiel en el camino
como
el cordero de Dios.
Que
no te importe la respuesta
exuberante
doncella
aunque me digas que no,
tu siempre serás mi estrella.
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