Irrevocable
conjuro
una
mística mortuoria;
de
palabras profanas
el
llamado de la muerte,
en
mi mente
sin
tener que pronunciarlas.
Temía
sostener la mirada
no
viviría más de un mes;
mudo
entonces para siempre
claustrofóbica
presencia,
en
los muros de mi alma.
A
través de mi ventana
vivo
la vida de Laura;
me
acompaña sin saberlo
ella
canta en el silencio
yo
la observó en mi balcón.
No
puedo más que amarla
sin
tener que pretenderla;
de
mi vida este es mi karma
admirando
su existencia,
sin
jamás poder nombrarla.
El
destino de un linaje
una
herencia aterradora;
contaminante
soledad
intoxicada
por la magia,
de
mis cobardes ancestros.
Un
asunto tan precario
por
los juegos de ese niño;
un
golpe desafortunado,
este
premio de castigo
maldición
de los herejes.
Cuando
esa anciana murió
mi
esperanza
murió
en su puerta;
ante
el miedo de legar
a
cualquier hijo esta asesina.
El
olvido de mi cuerpo
en
estas torres de cristal,
ha
bendecido la tierra;
evitando
maldiciones
que
pudiera pronunciar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario