Hasta las rosas envidian
la fragancia que en su piel,
produce en quien lo percibe
una adicción al placer.
Del manantial de su boca
hasta completar el ritual,
serán seis danzas sensuales
hasta llegarla a besar.
La perfección en su carne
doblegará nuestras almas,
esta mujer es el templo
una deidad hecha humana.
Así el mover de sus curvas
la tierra estremecerá,
con los pasos de esos hombres
que ante su amor morirán.
la fragancia que en su piel,
produce en quien lo percibe
una adicción al placer.
Del manantial de su boca
hasta completar el ritual,
serán seis danzas sensuales
hasta llegarla a besar.
La perfección en su carne
doblegará nuestras almas,
esta mujer es el templo
una deidad hecha humana.
Así el mover de sus curvas
la tierra estremecerá,
con los pasos de esos hombres
que ante su amor morirán.
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