Jugué a
buscar el camino
el frío
incendió los versos;
una sed
profunda de fuego
y el
canto de una sirena.
Inundé
mis ojos de noche
marchitando
este cuerpo;
la
hoguera de tus labios
el negro,
lacio, de tus cabellos.
En el
atardecer de una sonrisa
escribí
el mejor poema de vos
mis manos
atadas a la pluma
tu
recuerdo un manuscrito.
Impusiste
tú las reglas,
cambié de
rumbo en el atlas
busqué tu
amor en el Pacífico
necesito
de tu brújula.
Despertar
sin cielo azul
el sol,
sólo un vestigio
tu voz, el
sonido del viento
fui
descalificado, doble seis.
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