Estimado
Ricardo,
muy
apropiado;
pues
solo Ricardo
parecerá
muy escueto.
Estimado
Ricardo;
es
muy digno de su ser
el
quererme conquistar
pues
soy toda una mujer.
Más
yo le debo aclarar
tarde
ha llegado usted;
es
que me voy a casar
con
el duque de Vayelier.
No
debiera confesar
la
condena que me pesa;
un
arreglo de familia
que
desborda mi tristeza.
Por
primera vez el amor
llegó
de tierras lejanas,
llegó
de tus manos tibias
que
escribieron esa carta.
El
corazón en la mano,
no
paraba de latir
es
que nunca había sentido,
lo
que acabo de sentir.
Yo
conozco tu figura
y
tu mirada en mis labios;
siempre
presente en mi mente
sin
que supieras Ricardo.
Mi
deseo es vivir
de
la mano del amor
aunque
el amor me profane
en
los pies de mi creador
pediré
resurrección.
No
una mujer para ti
ni
otra vez una doncella;
le
pediré a mi creador
me
transforme en una estrella.
No
me llores por favor
ni
entorpezcas tu existencia;
cuando
mires hacia el cielo
tú
sentirás mi presencia.
Un
reproche nada más
de
esta sencilla Sofía;
hubiese
querido en tu carta
un
querida o adorada
o
tal vez mi amor Sofía.
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