Una
caja sin vida, vacía
una
clínica sin pacientes
una
enfermedad sin huésped
una
cura para ninguna enfermedad.
Animado
por el viento
procuró
seducirte
llegar
dentro de ti
poseerte
hasta la muerte.
El
quiere convencerte
apagando
tus pulmones;
encendido
en manos amigas
que
te invitan a besarle.
Esa
sensación diferente
todas
aquellas sustancias;
están
engañando tu mente
y tú
buscas la siguiente caja.
Otra
vez ya no lo sientes
acostumbrado
a la mentira
que
te dieron en las manos;
tu
hermano ha muerto.
No
lo sabías, o sí;
el
humo que te acaricia,
el
que consumes a diario;
a
él lo estaba aniquilando.
Es
verdad, pretendía no saberlo
pensé
que estaba bromeando;
siempre
tosía en silencio
cuando
yo estaba fumando.
Me
cuidó desde pequeños
me
explico de esta quimera;
yo
no lo estaba escuchando,
por
qué murió mi hermano.
El
fumó desde muy joven
y
aprendió de su adversario
hasta
que tú naciste
día
en que juró dejarlo.
Sus
pulmones se enfermaron,
continuó
su enfermedad;
el
quería defenderte,
que
dejaras de fumar.
Arriesgó
sus días
explicándole
a su familia,
que
la única manera
era
acercarse y hablar.
Eras
su hermano
el
tiempo no le importaba;
lo
sentía necesario
aunque
respirar de tu aliento
lo
estuviera asesinando.
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