Recibí elogios perturbados,
engañados por mis manos
que predicen su intención;
en las místicas de los versos
iluminé su vida de pasiones
les regalé, cruel realidad.
Se desvanecen las letras
extirpando de mi pluma, el don;
el sentido cronológico del día,
los paisajes de la luna, se pierde;
las ideas se elevan y no vuelven,
me ciego y retraso cada mañana,
despierto en mi sueño, y despierto.
Me confundo entre las sábanas,
investigo el sol que me golpea
y recorro la habitación sin muros,
floto entre las líneas de un poema,
este poema; inexplicable, puedo;
vivo en la piel su lírica, la tinta,
cada estrofa un pilar; que intenso.
Que basto el universo de papel
bajos mis pies, húmedo suelo azul;
existo, pienso, por primera vez;
el hogar de mi alma bajo el título
emblemático estandarte de mi ser;
debo continuar el camino, sin pausa,
no un punto, mejor tres suspensivos.
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