Persiguiéndola, sin cuestionarse
milenios, sin descanso, tímido azul;
rodeado por un séquito de estrellas,
él quiere besarla, por única vez.
Suspiro, lo observo en silencio,
me siento triste, quisiera ayudarle,
acercarle su amada, presentarlos;
injusto destino de los que se aman.
Admirarla, por siempre su karma;
sentirla tan cerca, flotando su alma,
al dormir los días, el vuelve a buscarla;
encadenados al cielo de nuestras miradas.
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